
Psicoanálisis
Preguntas frecuentes
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El psicoanálisis es un método psicoterapéutico que se basa en escuchar lo inconsciente.
Lo inconsciente tiene que ver con el conflicto psíquico. Esto es, a veces podemos encontrarnos frente a dos (o más) necesidades real o aparentemente contrapuestas. En estas situaciones hacemos una negociación interna, buscando el mejor compromiso posible. Sin embargo, a veces, puede ser realmente complicado satisfacer ambas necesidades y cuando cedemos algo que es importante para nosotrxs, es probable que, incluso sin distinguir el motivo, tengamos síntomas, que pueden ser de lo más variados. Algo característico en estos síntomas es la repetición, hay algo que vuelve, aunque sea en apariencias distintas. Hay algo que no va y que, a que a pesar de nuestros esfuerzos, no se destraba.
El psicoanálisis al escuchar el inconsciente nos ayuda a reconocer estos conflictos psíquicos y esto nos permite ser intencionales y replantearnos nuestra posición al respecto. Es por esto, que el psicoanálisis es una terapia transformadora, pues nos acompaña para asumir nuestra libertad y responsabilidad.
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Muchas veces llegamos a psicoanálisis con la sensación de que algo ya no va..
El motivo por el que llegamos a análisis puede ser muy diverso. A veces es por:
Un momento de cambios importantes en la vida
Dificultades en nuestras relaciones cercanas (pareja, familia, amistades, laborales…)
Dificultades en nuestra relación con nuestro cuerpo
Estrés, ansiedad, depresión, enojo, tristeza, desesperanza, frustración, angustia, duelos…
Búsqueda de un espacio de autoconocimiento
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El psicoanálisis no tiene una duración predefinida, y eso hace sentido porque hablar de los temas que nos han llevado al análisis, explorarlos y tomar posición frente a ellos no es un proceso prefabricado, es un proceso artesanal.
En todo análisis, el/la analizante siempre tiene la libertad de decidir continuar o no el proceso.
La duración (breve o larga) de un proceso terapéutico no es, por sí misma, característica suficiente para decir si el proceso promueve la autonomía o la dependencia de quien acude al espacio. La pregunta es, más bien, si te ayuda a construir otras formas más libres de relacionarte contigo mismo, con los demás y con tu entorno.
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Una inquietud frecuente frente el psicoanálisis es sobre su valor para tratar situaciones actuales. Parece que se dedica al pasado, que eso nos distrae del presente y no nos ayuda a abrir puertas al futuro.
Sin embargo, esta idea contrasta con la regla fundamental del psicoanálisis. A quien llega a un espacio analítico se le invita a hablar de lo que pasa por su mente. Muchas veces eso tiene que ver con nuestro presente. Otras veces no. A veces son recuerdos, planes, interrogantes o sueños. Si el pasado surge en sesión es porque aún es actual y tiene algo por decir.
Si en análisis hablamos del pasado no es para vivir en la nostalgia, para quejarnos sin hacer nada al respecto, ni para tratar de cambiar lo imposible. Es para traer al presente la energía psíquica que se quedó atrás, es para reconocer los recursos que hoy tenemos y que antes no teníamos, es para darle un lugar al recuerdo porque a veces, más que soltar como si no hubiera importado, se necesita construirle un lugar digno.
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Una de las preguntas que pueden surgir al considerar ir a análisis es si desde esta orientación terapéutica se puede proponer un espacio de escucha que sea crítico frente a los malestares relacionados con el sexo y el género. Es decir, que considere la diferencia sexual, la diversidad de identidades, expresiones y orientaciones, que tome en cuenta como el poder atraviesa las relaciones y que no sea cómplice de las violencias que se ejercen desde el sexo y el género, sino que mantenga su compromiso con ser un espacio para asumir nuestra libertad.
Esta pregunta, me la he planteado, en una de sus variantes, también, en clave personal. ¿Puede el psicoanálisis escuchar a las mujeres?, ¿o el machismo impide la escucha?
Para responder esta pregunta primero hay que preguntarnos que es el sexismo y el androcentrismo…
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El sexismo y el androcentrismo son ideologías. Esto quiere decir que son discursos que tienen la capacidad de ocultar los sistemas de opresión. El principal mecanismo para lograr este ocultamiento es convertir lo que es una construcción humana, es decir, lo que es histórico y social, en algo que se supone natural, esencial e inmutable.
De esta manera, la ideología sexista y androcéntrica:
jerarquiza los sexos imponiendo una supremacía masculina,
distorsiona la visión sobre las mujeres,
excluye y marginaliza a las mujeres tanto como productoras de conocimiento así como objetos de estudio
propone como “universal” una perspectiva limitada y sesgada.
La ideología sexista y androcéntrica ha atravesado todas las disciplinas (medicina, derecho, investigación, artes…) y, también, todas las orientaciones psicoterapéuticas, incluido el psicoanálisis.
Sin embargo, una práctica psicoanalítica crítica frente al sexismo, y otras formas de discriminación y opresión, es posible y actual. La cuestión, no es la orientación psicoterapéutica en sí, sino si hay un cuestionamiento activo a nivel individual y comunitario.
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¿Puede el psicoanálisis escuchar a las mujeres? Esta es una pregunta amplia, pero me gustaría compartir algunos elementos que he encontrado en mi búsqueda:
El psicoanálisis comenzó escuchando a mujeres. Estas mujeres habían sido diagnosticadas como histéricas (esta entidad diagnóstica es anterior a Freud). Freud hizo énfasis en que la histeria no era exclusiva de las mujeres sino que también había hombres histéricos. Y planteó que los síntomas histéricos no eran fingidos ni caprichosos, sino que tenían un sentido relacionado con un conflicto psíquico que para curar había que escuchar.
La obra de Freud no es un todo monolítico, mientras lo leemos podemos ver a Freud proponiendo preguntas de investigación, planteando hipótesis, contrastándolas con la información de sus casos clínicos, cambiando de opinión, diciendo de formas geniales “no sé” y, en medio de esto construyendo la teoría y la técnica psicoanalítica siempre en diálogo con otros saberes (filosofía, ciencias, artes…) . Respecto a las mujeres Freud dijo muchas cosas, algunas terriblemente misóginas y heteronormativas, y otras que también abrieron la posibilidad de escuchar su sufrimiento de una forma distinta, por ejemplo, tomando en cuenta lo inconsciente.
Cuando Freud escribía sus textos no existían muchos conceptos que hoy sí tenemos para pensar el sexo, el género y las relaciones de poder y violencia que podemos encontrar en relación con ellos. Incluso sus investigaciones respecto a la sexualidad han sido clave para el desarrollo de otras teorías con las que el psicoanálisis actual necesita estar en diálogo. (Por ejemplo, el trabajo de Freud fue clave para poder pensarnos como seres sexuados a lo largo de toda la vida, incluida la infancia. Antes de él esta etapa de la vida se consideraba completamente asexual. Entonces hay conceptos y teorías con que él no podía considerar porque no existían, pero con las que hoy el psicoanálisis necesita estar en diálogo).
Freud fue el fundador del psicoanálisis, pero el psicoanálisis no se reduce a lo que él dijo o con lo que él estaba de acuerdo (mientras cumpliera con ciertos principios teóricos, por ejemplo, que había algo inconsciente). Otras y otros psicoanalistas han planteado propuestas que han sido fundamentales para seguir pensando la sexualidad más allá (e incluso en desacuerdo) de lo que escribió Freud.